viernes, 23 de mayo de 2008

Tiempo



Me pasa mucho. Quiero abarcar demasiado, quitarme horas de sueño, hacer más cosas, renunciar a mi mundo cotidiano. Siempre es peor. No sirve. No funciona. Al contrario: viene el mal humor, los agobios. Todo para nada, no hay rendimiento. Es mejor dejar a las cosas que vayan a su tiempo y cuando ellas quieran, porque por mucho que tú te empeñes en querer forzar, ellas son las que mandan e imponen su criterio. Dicen que cada cosa a su tiempo. Estoy totalmente de acuerdo.
Ahora, intentar no volver a caer. No pensar tanto ni centrarse en uno mismo. Ir despacio, pero ir. Es de lo que se trata.

martes, 13 de mayo de 2008

Volumen

El volumen es el espacio que ocupa la materia. Yo soy materia y ocupo un espacio. Todos tenemos en nuestra vida un espacio que ocupamos, uno para cada cosa. Nos gusta dormir en un lado, tenemos un lugar en la mesa preferido o asignado, nos gusta leer el periódico de una manera, a una hora y en un lugar concreto. Y así un sinfín de cosas. En el fondo, somos animales de costumbres que no costumbristas.
Yo había encontrado mi espacio de cafetería. Es decir, un lugar donde poder ir con tu gente, donde verdaderamente te encuentras a gusto. No solo por el lugar sino también por la gente que allí trabaja, pues en el fondo somos las personas las que cambiamos y modelamos lo cotidiano y habitual. Te tranquiliza tenerlo. Te sientes bien ahí. Es un lugar de encuentro. Sobre todo si cada vez existen menos de estos y la frialdad y rapidez se imponen. Donde todavía te reciben con una sonrisa y se alegran de verte. Donde no eres un cliente sino un amigo.
Pues vaya, mi espacio llega a su fin. No es que cierre, es que se van los que lo llevan. Ya no será mi espacio, su espacio, nuestro espacio sino otro más del montón. Sin ningún significado. Era mi secreto. Solo mío, solo nuestro. Todo termina, pero para empezar cosas nuevas. Suerte. No será lo mismo.

domingo, 4 de mayo de 2008

Tic Tac

Tengo un reloj. I have a clock. No, esto no es una lección de idiomas. Además, pensándolo bien, todo el mundo tiene un reloj ¿no?. La cosa es que lo tenía, y ya no lo tengo. La cuestión es que estaba en el baño, y ahora se ha ido. A la papelera. No tiraba. No cumplía su función.

Hace un tiempo compré un champú y sin darme cuenta, traía un reloj de regalo; un trasto más en casa. Era monín y decidimos ponerlo en el baño encima de un armario. Nunca pensé en tener un reloj en el sitio más imprescindible de la casa y en general del mundo, pero era práctico, sobre todo en esta vida que todo son prisas y hay que cumplir horas y horarios. Es cierto que las necesidades se crean y luego no puedes prescindir de ellas. Principios del Marketing ¿no?

Ahora no tengo reloj.

Miro su sitio, no está. Existe un vacío. Lo echo de menos. Ya no puedo controlar mi tiempo, su tiempo. 

Lo añoro. Nada me limita.

Qué cosas más raras ocurren. Pero pasan.

I had a clock.