domingo, 15 de noviembre de 2015

Ma me mi mo mu

¿Vocación? Yo de eso no tengo, decía hace años. 
A la hora de decidir qué iba a hacer al terminar el instituto estaba muy perdida, al margen de que con dieciocho años todavía no sabes lo que te gusta, o quizá no conoces todas la opciones posibles de estudios y la que te podría encajar mejor. 

Los privilegiados son aquellos niños que tienen claro desde pequeños lo que les gusta. Conocí alguno, y ahora han conseguido su sueño.

Así que a última hora decides que por un lado no quieres hacer una carrera de ciencias, principalmente porque las mates nunca han sido tu fuerte, aunque yo creo que el fallo más bien viene de mis profesores. No fueron capaces de enseñarme la capacidad de entender y razonar un problema.

Por tanto solo te queda la opción de las "letras". Porque claro, no puedes barajar algo de imagen y sonido, diseño, publicidad. Esto se salía de los convencionalismos.

Recorriendo la lista de carreras de letras, la literatura no me apasionaba, el derecho tampoco y en cambio la historia del arte me gustaba y me emocionaba en muchos momentos. Pues hala, sin pensar más allá, vamos a por ella.

Después de unos años estudiando y con el título en la mano es cuando te das cuenta de lo poco que puedes hacer en todos los sentidos, o de lo mucho y no lo sabes.
That moment when you know you're doing the right thing...:

Yo no tenía vocación, pero después de un tiempo de pensar, reflexionar, buscar y meditar, la encontré. Estaba dormida y ahora, a día de hoy, late con fuerza e intenta desarrollarse en medio de los impedimentos de la vida. Yo quería y quiero ser profesora. 

De lo que sea, de cualquier forma, pero quiero contar historias, enseñar mil cosas, ayudar con mis conocimientos, guiar por caminos, abrir a la gente puertas dándoles llaves, ser consejera, escuchante de confidencias, ayudante en busca de sueños, ser guía acompañante en la carrera de la vida.

De pequeña, me encerraba en el garaje de mi casa de campo, con mi pizarra y mis tizas dando clase a mis alumnos imaginarios, ponía exámenes, y me gustaba, me encantaba, disfrutaba.

¿Por qué no estudié magisterio desde el principio? No era suficiente, era poco... para mí o para otros?

Y la música, ¿qué quedó de ella? Mucho, pero qué pena que te obliguen los estudios tradicionales a dejarla, por no poder dedicarle suficiente tiempo. Profesora de música, ¿por qué no? Esa es otra historia. Algún día la cuento.


jueves, 16 de julio de 2015

Un coro, dos coros, tres cooros...

Procedo de una familia donde la música coral digamos que es parte de su esencia. Mi padre ha sido director de coros durante casi cuarenta años de su vida, y eso lo llevas dentro. 


Me comentan siempre que cuando yo era pequeña, no tenía oído, no sabía entonar bien y él consiguió corregirlo, por eso ya desde muy temprano le estoy agradecida.

Con seis años ya estaba cantando en un escenario, y una de las partes más felices de mi vida corresponden a la etapa cantando en su Coro Infantil. Encima llegamos a ser buenos, muy buenos y eso si que se disfruta. Un gran trabajo detrás, claro, pero como en todo. Luego también canté en coros mixtos que dirigía.
La música coral es un tipo de afición a la que una vez que te enganchas es como un vicio, pero bueno. 
La sensación de cantar es algo difícil de explicar. Es como si el mundo se para, te olvidas de todo y te entregas a algo sumamente bello, emocionante, único. 
Supone formar parte de un conjunto que cuando suena hace que te eleves y de repente te encuentras sentado en una hermosa nube contemplando un bello mundo, poético, pero cierto.

Carlos Sampedro Artime dirigió un coro infantil, varios coros mixtos, un coro de voces graves e incluso un ochote. Tenía un don, conseguía hacer vibrar y brillar a los coros que dirigía. Tanto a los cantantes como a los escuchantes. Y ahora, visto desde lejos, te das cuenta de la calidad de todas las enseñanzas que transmitía y aprendías. 
Eran coros amateurs, de gente aficionada, donde un noventa por ciento no leía música y eso puedo asegurar que supone un gran esfuerzo y gran mértito en todos los sentidos.

Hace unos años decidió retirarse de este mundillo. Sobre todo cuando empezó un momento en el que el nivel de exigencia no estaba a la par de lo que esos grupos de gente demandaban y en realidad, podían dar. 
Ya no le respondían, no les interesaba y vió que a él tampoco. Era una lucha perdida. La mediocridad imperante. Es lo que toca. Ojalá cambie.

jueves, 11 de junio de 2015

Marketing de andar por casa

Dicen que algo de mejoría se está notando. Hace unos años trabajé en el departamento de un periódico, donde nos encargábamos de las organización y comercialización de eventos. Digamos que un setenta por ciento de nuestro trabajo era vender publicidad. De aquella era un momento bastante complicado, costaba mucho convencer al pequeño comercio y a las pymes, de lo interesante que sería para ellos aparecer en la promoción de un evento "importante" en la ciudad.
A día de hoy, al leer el periódico local, tengo la sensación de que el número de anuncios ha crecido y aparecen con más facilidad, no es algo forzado como antes.
Estamos hablando de un medio habitual que llega a un público general. Pero hay gente que tiene que buscar otro tipo de estrategias. En este caso, una cafetería y su cliente diario, por tanto el objetivo es alguien concreto.
Hace unos días, el equipo de fútbol de nuestra ciudad ascendió a primera división. Han sido unos momentos de euforia y fiesta. Para algunos incluso, júbilo mayor, sobre todo cuando trabajas en la ciudad vecina, rival y encima capital. Allí, el dueño de la cafetería donde vas a tomar café y pincho, insiste desde hace tiempo que si lo consiguen, te invita todos los días durante un mes. Y no te lo crees. Pero cuando pasa, lo cumple.
¿Qué ha conseguido? Fidelizarte, si aún no lo estabas. Que vayas contento, que se lo comentes a tus compañeros, en definitiva, estrechar más los lazos.
Algo espontáneo, sin nigún estudio detrás, pero efectivo.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Yo te doy, tú no le das


Chocolate, gusanitos, guardería, televisión. Los cuatro pilares para que tu hija sea diferente. Sin quererlo. Ya veremos hacia dónde se
dirige luego el barco, pero por ahora el rumbo está orientado. Lo de los palitos de gusanito fue lo primero que le ofrecieron y de bien pequeña. Tengo un paraguas de chocolate guardado que también me lo dieron hace bastante. Y lo de la guardería es la pregunta estrella. Hasta me comentó una madre casi con retintín que  "a mi niño le están contagiando de todo en la guarde, pero claro la tuya no se pone enferma, pero ya verás cuando empiece al cole..." No es de extrañar que las evito. A las guarderías no, a las madres.
Lo de la tele, como es en casa, no se menciona, menos mal. Por ahora la voy sorteando. Ver la cara de embobada que se le queda y como se paraliza, dejando de lado el juego y la diversión no lo llevo.
No me tengo que justificar, pero solo le digo al mundo que viva y deje vivir, por favor.

sábado, 25 de abril de 2015

Qué será será...

Siempre me he preguntado qué será de los regalos que vas haciendo a lo largo de la vida. Sobre todo porque una vez que ejerces el desinteresado acto, casi nunca se vuelve a mencionar el susodicho presente.
Casi nunca, porque en ocasiones tienes la suerte y agradeces el detalle de aquella persona que te dice que todavía usa aquel pequeño cofre con crema de labios que le regalaste y que lleva tu nombre en su hogar. Y cuánto te gusta. Y te reconforta. Sobre todo porque en mi caso me encanta regalar y los regalos llevan parte de mi. Creo que es un acto de cariño, sobre todo en esos regalos que van más allá de Navidad, que a veces se hacen de forma desesperada y a última hora.
Cuando voy por los variados lugares de la vida, no puedo evitar fijarme en cosas que sé que le gustaría a ésta u otra persona cercana.
Incluso cuando adquiero algo para mi,  pienso que le encantaría a éste o al otro. El único inconveniente que veo es la falta en ocasiones de presupuesto.
Había una vez una niña que cuando recibía un regalo y no le gustaba se enfadaba, se contrariaba y ponía triste al "regalador". Esta niña un buen día comprendió que el que busca y da, lo hace con ilusión, desde el corazón lleno de cariño y alegría. Desde entonces aprendió que siempre una buena sonrisa debe acompañar al acto de recibir. Sobre todo porque detrás, seguro,
hay una hermosa historia.

"Cada vez que sonríes a alguien, es un acto de amor,
un regalo hacia esa persona, algo hermoso".
Madre Teresa de Calcuta



lunes, 30 de marzo de 2015

Yo medito, tú meditas, él medita...

Vamos muchas veces o casi todas buscando sin encontrar. Buceando por la vida, algo perdidos. Por eso cuando descubres las enseñanzas que te aportan libros como "Biografía del Silencio" escrito por Pablo d'Ors, te alegras, ya que es una ayuda en ese camino que muchas veces empiezas.
Durante un tiempo, me iba a un espacio natural a meditar o intentarlo. Luego cesó mi intención. Sin embargo es algo que tengo en mente retomar y echo de menos.
Esta es una entrevista que le hicieron en la tele para acercarnos un poco más esta experiencia.
Un paso para comenzar de nuevo.

viernes, 20 de marzo de 2015

Dar el callo

Llevo dando vueltas a un tema que últimamente está de actualidad. Lo curioso es que hoy, me puse a mirar mi mano y me doy cuenta de que ya no está. El callo de mi dedo corazón que me había acompañado durante tantos años, ha desaparecido. Hacía mucho que ni miraba para él. No está...
Y ese es el tema, el debate actual sobre lo poco que escribimos hoy en día con lápiz, boli, o todo lo que no sea un ordenador, y la posible desaparición de la escritura.
Hace unos meses que murió mi tía abuela. Entre las cosas que recogimos de su casa, no pude dejar pasar por alto su agenda de teléfonos escrita a mano con su letra, que por cierto era bonita. Tenía algo especial. La tengo guardada.
Mi madre era zurda y la obligaron a ser diestra. Digamos que se quedó en el medio, pero su escritura dice mucho del tema.
A mi padre le enseñaron caligrafía, de esa de antes. Tiene una letra hermosa.
De tanto coger apuntes en la carrera  yo tengo una letra muy fea, adaptada a la rapidez necesaria para apuntar lo máximo posible del conocimiento de mis profesores. Cuando había algún tema que me costaba estudiar, lo escribía y era una forma de poder asimilarlo mejor.
Mi hermano es zurdo, y su letra y hasta su firma son muy "básicas" digamos y sin que se entere.
Al margen de los razonamientos académicos sobre este tema y la importancia que me imagino tenga para el aprendizaje de la lectura y la expresión, la escritura es algo personalísimo y forma parte de la historia de cada uno.
Todavía a día de hoy, me gusta y me llama la atención cada vez más, ver la letra que tiene la gente. Quizá porque ahora se esconde. Quizá porque ya no se lleva.

sábado, 24 de enero de 2015

Rastros

El otro día pasaba por delante de un local que había sido farmacia durante muchos años y ahora estaba vacío, al haberse trasladado. Bueno, de vacío nada, habían dejado estanterías, envases y restos de su vida anterior. Y yo me preguntaba si cuando adquirieron este sitio, también se lo habían encontrado lleno de cosas.
Las personas dejamos rastros. Rastros materiales y rastros en nuestro corazón, que dicen mucho de nosotros.
Este año me dio por comprar bastones de caramelo por Navidad para decorar la casa. En la tienda, al coger uno, se me rompió. Podía haberlo dejado allí y coger otro, pero no fui capaz, se lo dije al dependiente, no pude evitarlo.
El baño de los restaurantes, vinaterías, bares, para mi dicen mucho de la gente que regenta estos lugares. Más de los que lo usan.
Conozco a una chica que trabaja limpiando casas. Ella dice que cuando limpia y ordena una casa, lo hace como si fuera la suya.
Dejamos rastros, restos, que hablan, murmuran, dibujan quien somos.