jueves, 27 de octubre de 2016

Ama tu caos

Es una de mis frases favoritas. A veces la escribo en la pizarra de mi nevera. Es muy práctica. En casa solemos apuntar lo que tenemos que comprar. Pero a veces se aprovecha para una frasecita, un dibujito. Es cuestión de darle utilidad.
Volviendo a la frase, que quede claro que no es mía, es de Albert Espinosa, un crack, Si no habéis leído alguno de sus libros os los recomiendo.
Aguantarnos a nosotros mismos las veinticuatro horas del días a veces es muy cansino y más esos momentos en los que tu cabeza, no deja de insinuarte y torturarte con cosas que la verdad, no vienen a cuento. Pienso que es fruto de lo que escuchamos, vemos. Por eso a veces hago huelga de noticias y de actualidad, sin olvidar la publicidad que nos meten sin querer o queriendo. También de nuestras películas mentales que cuando terminan te das cuenta de que no tienen ningún sentido.
A lo que vamos. A pesar de los pesares, somos únicos, y aceptarnos no está mal. Luego si podemos ir cambiando o ajustando un poquito alguna de esas cosas nuestras que nos hacen peculiares, pues nos vendrá bien.
Por ejemplo: que la varilla del paraguas esté rota y tengas que colocarla siempre cuando lo abres por no arreglarla. Que no pongas un collar porque está todo enredado y no hay manera de arreglar ese lío. Que a tus pendientes favoritos les falte una tuerca y por no comprarla no los uses. Que no acabes de sacar la ropa de invierno por la pereza de lavar, planchar y guardar la de verano.
Que dejes la tabla de la plancha abierta, para ver si al pasar te entra la intención divina de planchar lo que llevas acumulado en esa pila que cada vez crece más.
Que no acabes de tirar de la nevera esos trozos de queso que deben estar esperando a que un roedor los encuentre, porque vamos, no hay nada que sacar, en realidad, ni para el ratoncito valdrían.
Que dejes la basura en la terraza porque te da una pereza terrible sacarla por la noche teniendo que bajar al día siguiente dos bolsas llenitas.
Y así un montón de cosas que forman parte de tu caos, pero es tuyo y no es malo, solo hay que quererlo y ya está.

viernes, 20 de mayo de 2016

Es verano, es tiempo de niños

Llega el verano y los padres empiezan a barajar múltiples opciones para "colocar" a sus pequeños. Una de las que más suena por televisión está relacionada con la moda de cocinar. Hoy todo el mundo quiere ser cocinero. Grandes y pequeños demuestran sus aptitudes para convertirse en un estrella michelín. Me pregunto si conocen realmente el sacrificio y las horas que echan estos profesionales. Todo es muy bonito en la tele, pero el día a día es muy duro, con mucho estudio, trabajo y renuncias detrás.
Luego están las colonias musicales y los cursos de verano. Una semana con clases magistrales, ahora se les llaman más finamente master class, donde muchas veces el profesor de música de turno, lo que hace es "invitar" a sus alumnos a que participen, para no perder el ritmo en las tan largas vacaciones de verano, que son motivo seguro de olvido de lo aprendido.
Y no digamos la obsesión que existe con el inglés. Creo que es bueno que los niños tengan una buena base de este idioma para ir perfeccionando y mejorando a lo largo de su vida escolar, pero tener que pasar tu tiempo de ocio yendo a clases y haciendo deberes, creo que es una tortura.
Por qué no pueden los críos dedicarse a pasarlo bien, a disfrutar y descubrir la naturaleza, hacer nuevos amigos sin tanto taller, actividad organizada. Es bueno aburrirse de vez en cuando. Hay muchas opciones muy sanas y encima económicas no lejos de nuestros hogares.
Dejemos a nuestros pequeños un poco de espacio y tiempo para desconectar de la rutina del curso. Son sus vacaciones.
Imaginemos nuestros días de descanso en la playa o en el pueblo por ejemplo, teniendo que ir a clase de conversación de inglés, chino y alemán, clases de cocinado de carnes y pescados y a un curso intensivo de flamenco. Ya estaríamos estresados sólo de pensarlo.
Queda dicho.

jueves, 7 de enero de 2016

España y Olé


Nunca me han gustado los souvenires de toreros o tonadilleras que todavía ves encima de los tapetes de alguna de esas casas, que asoman en esos programas donde te muestran los rincones de esa nuestra tierra que es España, pero que oye, hay gente que los usa como objeto de decoración.

Cuando tienes un crío, vas incorporando poco a poco en tu vida y de forma natural los usos y costumbres tales como ir al parque, leer libros de tapa dura, cantar canciones infantiles que creías olvidadas, inventar cuentos de todo tipo.

Pues en ese tipo de actos estábamos el otro día, cuando tuvimos la gran ocurrencia de montar a la peque por primera vez en uno de esos artilugios que para moverse tienes que introducir por una pequeña ranura un moneda. 

Yo creo que todos hemos montado en caballitos de este tipo de pequeños ahora más sofisticados. 
De hecho después de descartar, elegimos un mini-carrusel con tres animalillos para montar.

La cosa es que vamos allá, metemos la moneda, pendientes encima de la peque porque era su primera vez.

De repente aparecen niños, padres con niños y se montan en los sitios libres y dónde fuera, la cosa era aprovechar del papo nuestro inocente euro. 

Nosotros con cara a cuadros, la niña diciendo quiero bajar y vamos, que España y Olé. Las conclusiones, se las dejo al lector.