Suelo acudir a sitios donde las personas que los llevan me hacen sentir bien. En el caso de la peluquería, todavía no estoy muy convencida, aunque a la que voy ahora no está mal, por lo menos saben mi nombre.
Mi fisio se llama Jesús. Llegué a él por otras cuestiones. De hecho conseguí que patrocinara un evento deportivo, aunque la jugada no le salíó bien. Rabia que me dio. Pero sirvió para conocerlo y convertirse en mi fisio oficial. Por lo menos ganó un cliente nuevo y alguno más. Además Jesús es más que un fisio en todos los sentidos.
Después de tener una niña, el tema del peso acaba con tu espalda y cuello, así que las visitas al fisioterapeuta son más frecuentes.El otro día me comentó que un colega decía que las mujeres que pasan por su consulta, cuando tienen críos cambian, lo nota. Dejan de quejarse, de mirarse tanto al ombligo, en definitiva, que tocan tierra.
Y tiene razón. Este año he tocado tierra y me siento fenomenal. He cambiado en muchos sentidos, pero todo en positivo. Cuando tienes un crío maduras, creces, eres más seguro en la toma de decisiones. La vida de esta personita depende completemente de ti y va formando parte de tu mundo paulatinamente y de forma natural.
Por eso, una vez que he tocado tierra, tengo muchas ganas de hacer cosas en este año que está a punto de comenzar. Feliz Año Nuevo!!!!