sábado, 25 de abril de 2015

Qué será será...

Siempre me he preguntado qué será de los regalos que vas haciendo a lo largo de la vida. Sobre todo porque una vez que ejerces el desinteresado acto, casi nunca se vuelve a mencionar el susodicho presente.
Casi nunca, porque en ocasiones tienes la suerte y agradeces el detalle de aquella persona que te dice que todavía usa aquel pequeño cofre con crema de labios que le regalaste y que lleva tu nombre en su hogar. Y cuánto te gusta. Y te reconforta. Sobre todo porque en mi caso me encanta regalar y los regalos llevan parte de mi. Creo que es un acto de cariño, sobre todo en esos regalos que van más allá de Navidad, que a veces se hacen de forma desesperada y a última hora.
Cuando voy por los variados lugares de la vida, no puedo evitar fijarme en cosas que sé que le gustaría a ésta u otra persona cercana.
Incluso cuando adquiero algo para mi,  pienso que le encantaría a éste o al otro. El único inconveniente que veo es la falta en ocasiones de presupuesto.
Había una vez una niña que cuando recibía un regalo y no le gustaba se enfadaba, se contrariaba y ponía triste al "regalador". Esta niña un buen día comprendió que el que busca y da, lo hace con ilusión, desde el corazón lleno de cariño y alegría. Desde entonces aprendió que siempre una buena sonrisa debe acompañar al acto de recibir. Sobre todo porque detrás, seguro,
hay una hermosa historia.

"Cada vez que sonríes a alguien, es un acto de amor,
un regalo hacia esa persona, algo hermoso".
Madre Teresa de Calcuta